Para el rubro alimenticios, fuentes consultadas confirmaron subas entre el 5% y 10% según producto. Para materiales de construcción, listas nuevas se reajustan hasta un 12%
La llegada de un nuevo régimen cambiario, la expectativa y la incertidumbre en varios sectores que forman parte de la cadena económica se hicieron sentir. Si bien en recientes declaraciones en un medio nacional el presidente Javier Milei dio a entender que quien aumentaba demasiado su producto básicamente no lo vendería, la realidad de los comerciantes dedicados al rubro supermercado, alimentos, bebidas y similares es otra, “vivimos para reponer mercadería y tener ganancias mínimas porque con la pérdida del poder adquisitivo el consumidor compra lo justo”, indicaron fuentes cercanas locales a este medio.
Si bien el primer semestre del año mostró cierta estabilidad en los precios con subas mayores en productos como la carne y lácteos, las ventas iban en picada pero en marzo lograron repuntar en los supermercados y en los mayoristas se mantuvieron, tal como lo venía informando este matutino. Sin embargo, tras la actual liberación se espera haya nuevos aumentos que superen la barrera del 10% en algunos casos.
Alimentos
Al respecto, Carlos María Beigbeder, responsable de distribuidora JB, anticipó en diálogo con El Territorio que ya llegaron listas de proveedores con subas entre el 5% y 10% en todos los productos del supermercado ya sea bebidas o alimentos. Se trataría de un reajuste.
Con respecto a frutas y verduras, tras una recorrida por el Mercado Concentrador Zonal los productores o vendedores consultados aseguraron que de momento no se registró ninguna suba y hay expectativas por las ventas por Semana Santa. De hecho, en la jornada de ayer martes hubo un importante flujo de consumidores en el marco de la festividad cristiana.
“Las verduras y las frutas que tenemos se mantienen en su costo, tal vez en esta época el consumo de queso y carnes es lo que aumenta y por ende su precio. Tampoco tenemos conocimiento de que haya subas a menos que sea por el costo de traslado o flete, pero mayormente son alimentos que aumentan según la estación y tal vez por condiciones climáticas que puedan afectarlas”, relató Victor Franco, productor.
En la misma línea, Alejandro Rodríguez, responsable de Adri minimercado, manifestó que “estamos expectantes, llegó la lista de precios con ajuste y subas sí, pero estaremos esperando para remarcar los precios por lo menos esta semana porque con esta situación el consumidor guarda su dinero o compra lo que realmente le hace falta: un arroz, un fideo y hasta ahí”. Tras un análisis contó que “ya se vendía poco, venimos con bajas desde enero y febrero que son meses de pocas ventas y en marzo se normaliza pero es menor al año anterior lo que se vende y cuesta cada vez más ser rentable de este modo”. “No dudo que muchas pymes cierren o hayan cerrado, la realidad es triste y la del consumidor también”, lamentó.
Construcción
Por otro lado, otro de los rubros que también se vería afectado por los incrementos. Desde Ferretería Da Silva aseguraron que “nos llegó la lista con nuevos precios que van entre el 6% y 12% más pero estamos esperando por el momento vamos a mantener estos precios”. Hasta la fecha, es un rubro que se vio sumamente afectado por la paralización de las grandes obras y si bien desde la Cámara Misionera de Empresas Constructoras y Afines (Cameca) habían afirmado una leve reactivación en el sector privado, esta suba podría impactar negativamente en dichas obras y por ende en la caída del empleo en el sector.
“El cemento, plasticor, hierro. Todo esto y más materiales se verían afectados por estas nuevas listas que según nos explican los proveedores están sujetas a la fluctuación del dólar”, detalló Hugo Ibarra, responsable de un corralón. Especificaron que rubro ferretería tiene suba entre el 3% y el 6%. Herramientas de mano y eléctricas de marcas importadas con aumentos de entre el 8% y 12%. Mientras que hierro y chapa, aún hay precios a fijar.
Qué era el Cepo
Los controles sobre el dólar comenzaron a utilizarse por primera vez en 2011 bajo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, para evitar la fuga de capitales y tratar de frenar el aumento de la cotización del billete estadounidense, un incremento que en este país suele trasladarse inmediatamente a los precios, empujando la inflación.
Su sucesor, Mauricio Macri, levantó el “cepo” a comienzos de su mandato, en 2015, pero se vio forzado a reinstalarlo, y con un cupo mensual más bajo, antes de dejar el poder a finales de 2019, tras una serie de corridas cambiarias que se agudizaron con su derrota electoral a manos de la dupla Alberto Fernández/Cristina Kirchner. Fernández no solo mantuvo el límite de los US$200 mensuales impuesto por Macri, además limitó aún más el acceso a divisas imponiendo una tarifa del 30% a quien comprara billetes extranjeros. Tras la pandemia, endureció las medidas aún más, generando un segundo impuesto del 35%, que con el tiempo se fue ampliando.
Todas estas restricciones tuvieron un mismo objetivo: cuidar las reservas del Banco Central (BCRA).